NOVEDADES

22
Mar

Ruddy Gracia: invitado internacional Convención Ensancha Tu Territorio 2016

El pastor Ruddy Gracia nos estará acompañando en nuestra Convención Internacional del 1 al 4 de Julio de 2016, un evento que transformará tu vida con gracia, autoridad y poder de Dios.

27
Abr

Convención Internacional Generación de Influencia

Del 24 al 28 de Junio, desata tu influencia mediante la consagración y la intimidad con Dios – Valiosas herramientas de crecimiento personal y ministerial

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20
Nov

La bendición de sentir hambre de Dios

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Mateo 5:6

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

La sensación de tener hambre y sed, por más desagradable que sea, es algo que cumple un rol indispensable en el buen funcionamiento del cuerpo. Nos alerta al hecho de que nuestras reservas de energía están bajas y deben ser repuestas. Nos insta a procurar alimentos y bebida para satisfacer las necesidades elementales de nuestro ser. De no sentir hambre correríamos el peligro de ser negligentes y alimentar incorrectamente nuestro cuerpo.

Podemos trasladar esta observación al mundo de las cosas espirituales. Es por medio de las sensaciones de necesidad que nos sentimos impelidos a buscar de Dios aquellos elementos que son necesarios para nutrir nuestra vida espiritual. Por esta razón, Cristo podía decir que aquel que tenía hambre y sed de justicia era «bienaventurado», pues su necesidad abría el camino para la provisión de Dios.

Un sencillo principio se desprende de esta observación: el camino que frecuentemente recorre el Señor en su trato con nuestras vidas es el de producir la necesidad en nosotros para que, luego, busquemos su rostro y pidamos su intervención en nuestras vidas. Con frecuencia nos conduce a lugares donde tomamos conciencia de nuestra necesidad, y eso es lo que activa nuestra búsqueda de él. Las experiencias que revelan nuestras flaquezas pueden ser profundamente desagradables para nosotros. A menudo vienen por medio de fracasos y amargas derrotas personales. Cuando procesamos correctamente lo que estamos viviendo, reconocemos nuestra necesidad y levantamos nuestros ojos a Cristo Jesús para que él supla lo que no podemos procurar por nuestros propios medios. Sin este sentido de necesidad no habría búsqueda de nuestra parte.

El mismo principio se aplica a la evangelización. Nuestros esfuerzos por «salvar» a otros no van a dar resultados si los otros no están enterados de que están «perdidos». ¡Queremos interesarles en algo que aún no se han enterado que necesitan! Es fundamental que exista primeramente en ellos hambre y sed.

Al observar la escuela por la cual transitaron muchos de los grandes siervos de Dios, podremos ver que muchos de ellos tuvieron que caminar por tiempos y experiencias de profunda angustia personal. Esta angustia era producto de sus propios esfuerzos por avanzar en los proyectos de Dios. Tal es el caso de Abraham, que tomó a Agar para engendrar un hijo, de Moisés que intentó liberar al pueblo con la violencia, o de Pedro que intentó dar su vida por Cristo. La frustración de sus proyectos personales abrió paso para que Dios obrara en ellos de manera asombrosa. Mas era necesario primeramente que experimentaran derrota, pues sobre sus derrotas el Señor construyó sus victorias.
Debemos, pues, regocijarnos grandemente en esas situaciones que revelan nuestra necesidad, nuestra condición de hambrientos y sedientos. Estas sensaciones son las que impulsan nuestra vida hacia la fuente de toda cosa buena, Dios mismo.

PARA PENSAR: «Venid y volvamos a Jehová, pues él nos destrozó, más nos curará; nos hirió, más nos vendará»

(Oseas 6:1).

Autor: Pastor César Alejandro Domínguez

13
Nov

¿Te debo algo?

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Romanos 13:6-7

(Rom 13:6) Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
(Rom 13:7) Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

Escucha estas frases, y fíjate si se parecen a algo que has dicho tú.

o     “¿Me prestas un peso? Mañana te lo devuelvo”.

o     “Gracias por hacerme este favor. Te debo una”.

o     “Si me ayudas a limpiar mi cuarto yo te ayudo con el tuyo la semana que viene”.

o     ¿Me dejas comprarlo, papá? Te lo devuelvo en pagos semanales hasta completarlo”.

o     “Te voy a extrañar cuando te mudes. ¡Te escribiré todas las semanas!”.

o     “Mamá, te prometo que limpio mi cuarto en cuanto termine este programa”.

Cuando prometes algo es como usar una tarjeta de crédito. No cuesta nada tirar la tarjeta sobre el mostrador, firmar tu nombre y retirarte con algo que quieres. Pero en unas semanas, recibes una cuenta de la compañía de la tarjeta de crédito. Ha llegado el momento de pagar. Para entonces, quizá no quieras el DVD tanto como quieres el dinero que debes. Es posible que ya te hayas hartado del DVD y lo hayas guardado en el estante. Ya estás arrepentido de haberlo comprado.

Un secreto para andar bien en la vida es pagarle a las personas lo que les debes. Y no sólo el peso que pediste prestado ayer para comprar un helado. Pagar el dinero que debes es importante. Pero también lo es cumplir todas las demás promesas que les haces a tus amigos, hermanos y hermanas, padres o extraños. La pregunta importante es ésta: ¿Pagas lo que debes o te olvidas de tus promesas?

Fíjate en esta frase maravillosa:

Jesús siempre cumple las promesas que te hace.

  • Prometió dar vida “en abundancia” (Juan 10:10). Cumplió esa promesa de llenar tu vida de cosas buenas, ¿no es cierto?
  • Dijo: “Porque… [Jesús] ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10) y eso es exactamente lo que hizo cuando se encarnó y murió en la cruz.
  • Jesús prometió: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), ¿no es cierto que has sentido que realmente ha estado contigo?
  • Él prometió una eternidad en el cielo. Dijo: “Y os tomaré conmigo; para que donde yo esté, vosotros también estéis” (Juan 14:3). ¿Es ésta una promesa que te sientes seguro de que cumplirás?

PARA DIALOGAR: ¿Para qué molestarte por cumplir tus promesas? ¿De qué manera te inspira saber que Jesús cumple las promesas que te hace?

PARA ORAR: Señor Jesús, ayúdanos a ser fieles en cumplir las promesas que hacemos.

PARA HACER: ¿Hay alguna promesa que has dejado pasar? ¡Vé y cúmplela antes de hacer cualquier otra cosa!

Autor: Pastor César Alejandro Domínguez

03
Oct

Cómo atravesar momentos difíciles

Marcos 4:35 – 5:1

(Mar 4:35) Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos:—Crucemos al otro lado.
(Mar 4:36) Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas.
(Mar 4:37) Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.
(Mar 4:38) Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.—¡Maestro! —Dijeron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?
(Mar 4:39) Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:—¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.
(Mar 4:40) —¿Por qué tenéis tanto miedo? —Dijo a sus discípulos—. ¿Aún no tenéis fe?
(Mar 4:41) Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:—¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
(Mar 5:1) Cruzaron el lago hasta llegar a la región de los gadarenos.

Los discípulos del Señor Jesús al atravesar el lago vivieron una experiencia que nos deja muchas enseñanzas para transformar nuestra noche en día.
Quiero mostrarle que aunque en esta vida todos tenemos circunstancias tenebrosas, con Dios siempre habrá una luz en el sendero de nuestra vida. Por ello quiero que tengas en cuenta lo siguiente: Continue Reading..