03
Oct

Cómo atravesar momentos difíciles

Marcos 4:35 – 5:1

(Mar 4:35) Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos:—Crucemos al otro lado.
(Mar 4:36) Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas.
(Mar 4:37) Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.
(Mar 4:38) Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.—¡Maestro! —Dijeron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?
(Mar 4:39) Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:—¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.
(Mar 4:40) —¿Por qué tenéis tanto miedo? —Dijo a sus discípulos—. ¿Aún no tenéis fe?
(Mar 4:41) Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:—¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
(Mar 5:1) Cruzaron el lago hasta llegar a la región de los gadarenos.

Los discípulos del Señor Jesús al atravesar el lago vivieron una experiencia que nos deja muchas enseñanzas para transformar nuestra noche en día.
Quiero mostrarle que aunque en esta vida todos tenemos circunstancias tenebrosas, con Dios siempre habrá una luz en el sendero de nuestra vida. Por ello quiero que tengas en cuenta lo siguiente:

Los momentos difíciles son inevitables: La Biblia dice que cuando era de noche los discípulos comenzaron su viaje. A todos nos llega la noche; de manera figurada la noche es tipo de falta de claridad, de confusión, de tristeza, de final y de poca fuerza, momentos donde no sabemos hacia dónde ir, ni encontramos salida y pareciera que la esperanza se diluye, el temor se acrecienta y la depresión nos abraza. En otras palabras, tiempos de problemas.

No podemos creer que lograr cosas de bien en la vida sea fácil; por un lado lo bueno tiene un precio y por el otro, la única forma de ser mejores es enfrentando los obstáculos. Gracias a Dios estas situaciones son temporales, así como la noche más horrible tiene un amanecer.

Debemos continuar el camino: Como los discípulos atravesando el lago en medio de la noche horrible, debemos continuar el camino porque si nos devolvemos, de nada aprovechará todo lo que hemos hecho y si nos quedamos quietos dejaremos pasar la oportunidad de mejorar. Recuerda: ¡La persistencia es compañera de la gente de éxito!

(Heb 10:39) Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.

Debemos continuar intentándolo con Jesús en la barca: La barca (persona) que lleva a Jesús tiene esperanza y sobre todo cuenta con el favor de Dios, ir sin Jesús es estar solos contra el viento y contra las olas del mar. Por ello sigue adelante pero con el Señor como tu capitán, que es la más excelente garantía en esta vida.

(Salmo 27:1) El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el refugio de mi vida; ¿ quién podrá atemorizarme?

Debemos Hablar a las circunstancias lo que Dios nos ha dicho: Uno de los dones más poderosos que Dios nos ha entregado es el poder de las palabras, y si nuestras palabras pueden prender un bosque, levantar al caído, sanar al quebrantado de corazón, cuanto más pueden las palabras que el Señor nos ha dicho, esas palabras en nuestra boca se vuelven tan poderosas como si el mismo Dios las estuviera expresando. El Señor Jesús habló la Palabra y todo se puso a favor de la embarcación. En momentos críticos suelta la palabra que el Señor te dio, y esto será poder creativo a tu favor. Toda palabra que sale de la boca de Dios, es sustancia para nuestra vida.

(Mat 4:4) Jesús le respondió:—Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

Debemos pensar en que el mañana será mejor: Dice la Palabra que llegaron a la otra orilla, es decir, navegaron hacia el lugar que deseaban y lograron la meta.

(Pro 10:24) Lo que el malvado teme, eso le ocurre; lo que el justo desea, eso recibe.

Cuando atravesamos por problemas generalmente esperamos lo peor y no debe ser así, pues los problemas son la oportunidad que Dios nos da, primeramente para conocerle a él y segundo para ser forjados a la imagen de Jesús; en otras palabras, los problemas son nuestros sirvientes. Así es como Dios ve tu futuro:

(Job 5:19) De seis aflicciones te rescatará, y la séptima no te causará ningún daño.
(Job 5:20) Cuando haya hambre, te salvará de la muerte; cuando haya guerra, te librará de la espada.
(Job 5:21) Estarás a salvo del latigazo de la lengua, y no temerás cuando venga la destrucción.
(Job 5:22) Te burlarás de la destrucción y del hambre, y no temerás a las bestias salvajes,
(Job 5:23) pues harás un pacto con las piedras del campo y las bestias salvajes estarán en paz contigo.
(Job 5:24) Reconocerás tu casa como lugar seguro; contarás tu ganado, y ni un solo animal faltará.
(Job 5:25) Llegarás a tener muchos hijos, y descendientes como la hierba del campo.
(Job 5:26) Llegarás al sepulcro anciano pero vigoroso, como las gavillas que se recogen a tiempo.

Debemos creer que llegaremos a la meta o lograremos lo que Dios nos ha dicho: Los discípulos finalmente llegaron al otro lado, esto ocurrió en la terrible noche, la que les pareció su última noche, se convirtió en el comienzo de un excelente día.

Cuando comprendemos que los momentos difíciles son pasajeros y vienen para nuestra edificación, cambiaremos nuestra manera de pensar y los convertiremos en tiempo de celebración porque se vuelven profeta de nuestro amanecer glorioso en el Señor. ¡Con Jesús puedes cambiar tu noche en día!

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